Bienvenida, que Dios te guarde y te bendiga.

He creado este blog para compartir mi experiencia como embarazada futura madre soltera. Tener un hijo en el vientre me hace descubrir cada día mi propia fuerza interior y también mi propia fragilidad. Bienvenidas y bienvenidos a compartir conmigo esta parte de mi camino.
(copia textual de un e-mail enviado al correo del papá biológico de la nena)
Y que te puedo decir...
Te doy las gracias por hacerme descubrir mi propia fuerza interior.
He sido tan valiente llevando este embarazo sola y no pensé que yo pudiera. Estaba tan asustada desde el día que vi la prueba positiva, pero no se lo dije a nadie.
Estaba tan asustada de que me dejaras sola... y simplemente me quedé sola. Realmente nunca supe tus motivos verdaderos pero solo me volteaste la espalda.
Nunca podré explicarle a nadie lo que eso duele. Y no te estoy haciendo un reproche. Sino más bien una despedida.
Desde que nazca la bebé, oficialmente estoy fuera. Solo quedo como intermediaria entre ustedes dos.
Confieso que durante este tiempo esperé algo para mí... palabras amables, un tiempo compartido, consideración, algún gesto, pero no, el hecho de estar embarazada parece que me hizo un molesto cero para ti, un número obligatorio en tu celular...
No entiendo porque mi hermosa barriguita me hacia ser un fastidio para vos...
Cada quien construye sus propios caminos y recoge lo que siembra. Yo me pregunto qué recoges tú de preñar mujeres y dejarlas luego por ahí, humillándolas con tu indiferencia o peor aún, presionándolas para abortar.
Ahora, esta época está terminando.
Faltan días para que llegue al mundo nuestra hija. Siempre será nuestra aunque la quieras o la sigas ignorando.
Pero lo mejor de todo, es que es mía. Me estoy concentrando en ella, cada vez eres alguien menos importante y ella es la protagonista. Mi corazón de mujer se va sanando y mi corazón de madre se va fortaleciendo. Y yo pensando en su inocencia de bebé me siento más tranquila.
Ya Quiero verla. Quiero jugar con ella y seguirle diciendo que es muy querida y muy amada, se lo he dicho desde siempre, desde que supe que estaba aquí conmigo. No le he dicho nada de tus dudas y tu rechazo, eso no lo sabrá por mi boca. Le he dicho que es feliz, que el mundo la está esperando porque así lo ha querido Dios.
Espero que a ella sí la quieras, pero al amor nadie lo obliga.
Las responsabilidades que tienes son un derecho de ella que no le podemos negar.
Yo espero que lo que sigue sea más fácil. Que no te hagas el escurridizo, que no haya que perseguirte para que le des por lo menos lo justo y espero que le des lo que se merece, que alcance para que tenga una buena calidad de vida...
... que por Dios, seas más hombre y con eso no me refiero a que seas más macho, sino MÁS HUMANO, MÁS PERSONA...
Las cosas cuando no se expresan se van convirtiendo en bolas de nieve de pensamientos y sensaciones que a medida que ruedan acumulan más material, hasta hacerse un nudo en el pecho.
El sábado pasado invité a alguien a sentarse frente a mí y escucharme. Cada temor, cada sensación de angustia o vacío cuando se le viste con palabras adquiere una dimensión, digamos, más humana, más fácil de enfrentar.
Cuando estaba aún más joven leía mucho a Richard Bach y me acuerdo una de sus frases “enfrenta tus miedos, desafíalos a hacer lo mejor que pueden y cuando lo intenten, córtalos de tajo...” “Cada recodo que temes, es aire disfrazado de escarpado infierno.”
Y otra más de Coehlo, en Brida. “la noche no es más que una parte del día… puedes sentirte igual de protegida por la luz que por las tinieblas”.
Y aunque esta última frase suena rara sobre todo porque el libro es sobre una bruja, la misma idea está en el Salmo 139 donde dice que para Dios es igual de clara la luz que la oscuridad.
Pero la manera más fácil de ponerse valiente es encontrar a alguien apropiado a quien contarle las cosas del corazón.