2007/03/23

Trascendencia y misticismo

Angela Gómez, misionera Verbum Dei, Isabella en su casita, mamá María en imagen al fondo y yo.

Trascendencia y misticismo

Yo soy una persona con tendencia mística y con un fuerte llamado a la trascendencia que he disimulado de muchas maneras diferentes.

Mi denominación como católica me permite estar en un cómodo intermedio, no donde el exigente gnosticismo donde me crié, ni en la laxa doctrina de la televisión del común de esta sociedad siglo XXI.

Ahora, con mi hija en preparativos de aterrizaje, mi espiritualidad se ha volcado en la preparación de su llegada y con cierto alivio he experimentado que quizás mi misión fundamental sea simplemente ser mamá de mi hija o hijos, si Dios me confía después más almas.

Anoche, volví a escuchar la predicación de Angela, misionera Verbum Dei, acerca de que Jesús es la luz. Y yo he experimentado bien durante todo mi embarazo que nunca he estado en totales tinieblas aunque haya unos días más difíciles que otros.

Y también nos decía ella, si Jesús es la luz, entonces RESPLANDECE.

Eso me hizo clic. Qué fácil hubiera sido esconderme tras mi rol de madre y ocultar mi llamado universal a la Misión que el Padre nos encomienda a través de Jesús, del cual no voy a hablar aquí, pero que no se trata de los roles que como humanos tenemos, sino una tarea individual y profunda, de la que no puedo esconderme.

La cotidianidad, el día a día, el cambio de pañales y la atención al crecimiento feliz de mi hija no me van a dispensar de la misión fundamental.

Casi meto la pata. Casi quedo como tantas personas que conocemos, que haciendo lo que tienen que hacer se olvidan de vivir hacia el interior y no trascienden y después no pueden ocultar la amargura con su propia existencia, la sensación de haber vivido en vano, de haber perdido la vida y lo peor, como dice Milán Kundera en “La Broma”, es que muchos de quienes se sienten así, tienen razón.

Si Jesús es la luz, resplandece, Andrea y enseña a Isabella a resplandecer, mientras le enseñas a comer y a amarrarse los zapatos.



Foto de grupo - Verbum Dei

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