2007/04/08

Hija

Hija. Estás muy activa. Estas semanas previas a tu nacimiento te siento despierta casi todo el día y buena parte de la noche. Me gusta que patees fuerte aunque me dejes sin aire, porque es tu fuerza y tu vitalidad mi tarea constante.

El peso de tu cuerpo en posición cefálica, o sea cabecita abajo me duele para caminar. Camino con un balanceo, a un ladito al otro, como un pingüíno. De todas maneras, trato de estar contigo, conversarte o simplemente palmear y acariciar tu casita, que sepas que aquí estoy.

A veces solo pienso las cosas q te quiero decir, como si pudieras leer mis pensamientos y después me da risa de mí misma y hablo en voz alta. Tú te sacudes, te agitas y mueves y yo me río.

Esta semana saludaste con un alegre patadón a la médica que te palpaba y te medía y yo apenas pude contener la risa. Ahí estás, viva y llena de gracia.

Yo no sé si haya alguna manera en que puedas estar más feliz que yo, puesto que yo no me siento tan contenta, tengo presiones económicas y creo que sicológicas. Eres lo mejor q me pasa, cuando en las noches estás más vital y respondes con facilidad a los jueguitos, a los cantos y la luz de la linterna. Otras veces sólo te miro moverte y me gustaría que hubiera un mundo más lindo para ofrecerte, pero si Dios te ha llamado a la vida, quien soy yo para decirte que no es lo suficientemente hermoso.

Ya no estoy tan asustada con lo del parto, pues es inminente. Las maletas están listas. Los papeles en regla. Las pilas de la camara bien cargadas. Sólo falta que tú te decidas y Dios lo disponga.

La mañana del Viernes Santo estuve junto al Sagrario hablando de ti con el Señor. Le pedí que te proteja y me proteja de los errores humanos en esta etapa de tu nacimiento. Que el parto sea fácil y rápido para las dos. Y que tu camino siga bendito, que seas feliz y muy amada.

Ya no me salen oraciones por tu papá. Pero lo sigo intentando. Pienso en él y me siento el doble de cansada de lo que estoy. Tienes mucho amor en el corazon para aceptar estos padres tan imperfectos que has elegido o que el Señor te ha elegido. Me gustaría tenerte para mí sola y dejarlo a él con su mini-mundo irresponsable... pero sé que tenerlo a él es un derecho tuyo y tenerte a ti es un derecho de él...

Pero yo te espero, te sueño despierta y me imagino muchas cosas bonitas para la vida contigo.

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