2006/09/28

El Sueño y Milagro de Veronica


El sueño y milagro de Verónica
Connie Cone Sexton/The Arizona Republic
El Universal

Martes 26 de septiembre de 2006

A pesar de que el cáncer la invadió y se le declaró muerte cerebral, los doctores la mantuvieron con vida artificial y, el domingo, dio a luz a su bebita

00:00 PHOENIX, Arizona.— El último capítulo en la vida de Verónica Celis comenzó el domingo, justo antes del amanecer.

Una infección bacteriana se estaba extendiendo rápidamente por todo su cuerpo y no había tiempo que perder. La bebé que estaba creciendo en el interior de esta mujer a la que se le declaró muerte cerebral necesitaba nacer. Treinta semanas tendrían que ser suficientes.

Fue el día en que Aaron Celis se enfrentó, al mismo tiempo, a la alegría y el temor. Recibir a su hija significaba que su esposa pronto moriría. El cáncer se había diseminado por todo su cuerpo, pero la asistencia artificial le estaba dando a la bebé una oportunidad.

Verónica, madre de tres varones, sólo tenía 36 años. Ella y Aaron —originario de San Diego, California— se conocieron en San Luis Rio Colorado, Sonora, y se mudaron a Yuma en 1985. A ella le encantaba tener la casa llena de niños, pero su sueño era concebir una hija. Cuando la pareja se enteró de que tendrían una bebé, Verónica parecía tan feliz. Decidieron poner a la nena el nombre de Verónica Destiny en honor a ella.

Pero cuando el cáncer de seno que pensaban ella había derrotado regresó, Verónica optó por no abortar a la bebé, soportar el dolor y tratar de disfrutar su embarazo. Su salud pronto empeoró y en agosto fue internada en el centro médico Banner Good Samaritan, en Phoenix. Fue sedada, pero su cuerpo no soportó más y se le declaró muerte cerebral, aunque se le mantuvo viva por medio de aparatos.

Los doctores esperaban que el parto pudiera realizarse el 6 de octubre, en la semana 32 de embarazo de la paciente. Todo transcurrió normalmente hasta las primeras horas del domingo, cuando la infección empezó a extenderse y los médicos temieron por la madre y por la hija.

Así, a las siete de la mañana, la sala de operaciones empezó a ser preparada para recibir a Verónica. Una hora después, el lugar estaba lleno de enfermeras y médicos. Aaron estuvo al lado de su esposa en todo momento. Minutos después, los médicos habían extraído a la bebé, rosada y saludable, y la colocaron de inmediato en una incubadora. Treinta semanas habían sido suficientes. La bebé tosió y lloró, como los médicos querían.

“Nació en una familia amorosa y maravillosa”, dijo el capellán del hospital a Aaron.

Entonces se rezó una oración y la bebé fue bautizada, justo como Aaron había prometido a su esposa.

La doctora Michelle Bez, quien trabaja en el Hospital Infantil de Phoenix y en Good Samaritan, revisó a la pequeña y dijo: “Está bien. Me siento feliz”. La bebé pesó 970 gramos. Como sus pulmones son muy pequeños, permanecerá en una incubadora y se le dará medicamento por algún tiempo. “Es tan hermosa”, dijo Aaron. Luego miró a su esposa y el rostro se le congeló. Se le acercó, la besó, luego besó a su hija y luego de nuevo a su esposa.

Era la última vez que madre e hija estarían juntas en vida. Ayer, finalmente, los médicos desconectaron los aparatos que mantenían latiendo el corazón de la esposa de Aaron. Decidió no hacerlo el día en que nació la bebé para no empañar los cumpleaños de la pequeña.

“Es el día más horrible de mi vida”, dijo Aaron tras despedirse de su esposa en la habitación del hospital. “Pero le di las gracias por todo. Le dije: ‘Voy a lograrlo. Ésta será una hermosa familia. Cuidaré de nuestra pequeña’”.

(Distribuido por el servicio de noticias de The New York Times)
© Copyright El Universal-El Universal Online (periodico mexicano)

2 comentarios:

Dansaz dijo...

He elegido esta noticia como la primera publicación en el blog porque la historia de Verónica me conmovió en lo profundo. Ella se decidió por la Vida y la Vida respetó su decisión y ahora una nueva nena ha llegado a alegrar su familia, a consolarla por la partida de su mami... Una oración por esta familia cuyo testimonio de amor ha llegado hasta nosotros.

Boris dijo...

Es ejemplar el amor de esta madre para con su hija. Así es el amor de Dios... nos ama aún antes de nuestra concepción.